Novena al Beato Carlos de Austria: Día Primero

Posted by: Juan Sobiesky

Novena al
Beato Emperador
Carlos de Austria

Carlos I de Austria 01

Pidiendo su Intercesión
y Canonización

Oración por la Canonización
del Beato Emperador Carlos de Austria


(Para ser rezada al comienzo de cada día de la Novena)


Padre Celestial, a través del Beato Emperador Carlos le has dado a Tu Iglesia y al pueblo de Dios un ejemplo de cómo podemos llevar una vida espiritual exigente de manera convincente y valiente.
Sus acciones públicas como Emperador y Rey, y sus actos personales como hombre de familia, estaban firmemente basados en las enseñanzas de la Fe Católica. Su amor por su Señor Eucarístico creció en tiempos de prueba y le ayudó a unirse al sacrificio de Cristo a través del sacrificio de su propia vida por su pueblo. El Emperador Carlos honraba a la Madre de Dios y rezó con amor el rosario durante su vida.
Fortalécenos por su intercesión cuando el desaliento, la debilidad, la soledad, la amargura y la depresión nos inquieten. Que sigamos el ejemplo de tu fiel servidor y sirvamos generosamente a nuestros hermanos de acuerdo a Tu Voluntad.
Escucha mi petición y concédela: ...
(mencione su intención aquí).
Concédenos que el Beato Carlos de Austria sea considerado digno de ser canonizado, para la gloria de Tu Nombre, la alabanza de la Bienaventurada Virgen María y para la bendición de tu Iglesia. Amén


Oración Conclusiva

(Para ser rezada al final de cada día de la Novena)


Dios nuestro Padre, a través del regalo del Beato Emperador Carlos nos has dado un ejemplo a seguir.
En tiempos extremadamente difíciles llevó a cabo su pesada tarea sin perder la fe.
Siempre siguió a Tu Hijo, el verdadero Rey.
Llevó una vida humilde, amando sinceramente la pobreza y dando su alma y corazón por la búsqueda de la paz. Aún cuando su vida estaba en peligro confió en Ti, poniendo su vida en Tus manos.
Todopoderoso y Misericordioso Dios, por la intercesión del Beato Emperador Carlos te rogamos que nos des su fe incondicional para que nos sostenga en las mas difíciles situaciones, y el coraje para seguir el ejemplo de Tu Hijo único.
Abre nuestros corazones a los pobres y fortalece nuestro compromiso por la paz dentro de nuestras familias y entre los pueblos.
Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor.
Amén.


Día Primero
Rezar la Oración para todos los días.
Reverencia por el Santísimo Sacramento
El Beato Emperador Carlos vivía bajo la gloria del Santísimo Sacramento. Los rayos de la gracia de este esplendor le atraían y amaba visitar el tabernáculo. Ya sea agobiado por las tensiones del gobierno o al comienzo del día, buscaba la guía y el consuelo delante Jesucristo en el tabernáculo. Dondequiera que vivía buscaba tener una capilla privada donde reservar el Santísimo Sacramento. Su devoción por la Eucaristía se manifestaba en pequeños detalles como su preocupación por que la lámpara del Santísimo nunca se apague. Varias veces al día decía: “Debo ir a ver si la luz del altar esta encendida”. Cuando decía esto, todos sabían que estaría durante un tiempo arrodillado rezando delante del Santísimo Sacramento.
La profundidad de su oración y meditación era tanta que a menudo no era consciente de lo que pasaba a su alrededor. Por ejemplo, frecuentemente estaba tan sumido en oración que no se daba cuenta que estaban pasando la canasta de colecta. Para no perturbarlo, la Emperatriz Zita lo persuadía que sostenga su ofrenda en la mano desde el comienzo de la Misa para que ella pudiera tocar con el codo su brazo para que suelte el dinero en el momento apropiado.
El Padre Maurus Carnot, O.S.B. decía sobre el Emperador Carlos: “en Disentis (Suiza) no importaba si estaba nevando o si había tormentas de nieve, él siempre llegaba puntual para la Santa Misa en la Iglesia de Santa María, donde recibía la Santa comunión durante las misas en que el heredero Príncipe Otto, con su varonil cabello rizado, hacía de monaguillo.”

Oracion niños

Durante la enfermedad mortal del Emperador, tenía los mas fuertes deseos de recibir la santa Comunión. La Santa Misa se celebraba normalmente en la habitación para invitados adyacente a la del enfermo. Al principio se le dejaba la puerta entreabierta para que pudiera seguir la Misa sin perder privacidad pero pronto pidió que le dejen la puerta bien abierta diciendo: “¡yo también quiero ver el altar!”
Era tan respetuoso por la Eucaristía que no la recibía ya que tenía miedo que su tos constante profanara la hostia.
Pero extraordinariamente durante los sagrados ritos su tos se detenía por completo y podía recibir la Santa Comunión. Era como si estuviera obligado por el Señor a recibir la Santa Comunión. Cuando le pidió a la Emperatriz que le diga al sacerdote que deseaba recibir la comunión ella le dijo que no era posible ya que la Condesa Mensdorff iba a recibir la única hostia consagrada. Como el Emperador Carlos no pudo ser disuadido la Emperatriz Zita fue al sacerdote quien también habría oído una voz interna, porque había consagrado una hostia de más para el Emperador.

Así como vivió el Emperador, así murió. En vida estuvo unido al Señor Eucarístico; y el Santísimo Sacramento fue el centro de su vida cuando murió. Media hora antes de morir deseaba recibir la Santa Comunión. Aunque su rostro estaba pálido y consumido por su larga y agotadora lucha contra su enfermedad, su cara se ponía radiante de alegría cuando recibía la Eucaristía. Este esplendor permaneció en su rostro después de su muerte. Durante los últimos momentos del Emperador, el Padre Zsàmboki sostenía el Santísimo Sacramento delante de sus ojos y en la presencia de la Eucaristía dijo sus últimas palabras: “Que se haga Tu Voluntad, ¡Jesús, Jesús, ven!” Con su último aliento susurró: “¡Jesús!”

Entonces entró en la luz eterna, que está simbolizada por la luz de sagrario que con tanto cuidado se ocupó en su capilla.

Oración
Mi Dios y Señor, de acuerdo al maravilloso ejemplo de tu servidor, el Emperador Carlos, Te visitaré en el tabernáculo frecuentemente, y Te recibiré con gozo y anhelo en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía. Escucha mi petición y concédela (mencione su intención aquí) a través de la intercesión del Beato Emperador Carlos de Austria. Amén.
(Ave María. Padre Nuestro. Gloria.)
Rezar la Oración Conclusiva para cada día.